Se me
vienen a la mente varias cuestiones a estas horas, he de darle las gracias a mi
mente despierta el poder estar aquí lúcido y preguntándome gilipolleces como
estas, a escasas horas de que estas cuestiones, que se dan por sabidas,
ocurran.
La
primera de todas es de carácter curioso, que cualquier niño ávido de conocimiento
o simplemente en su etapa de máxima absorción, llamemos al fenómeno “la
esponjosidad” del chicuelo, se vendría a preguntar, y la pregunta es:
¿Por
qué el sol sale por el este?
Y aquí
viene el primer chasco o decepción, el sol no sale por el este siempre, solamente
lo hace dos días al año, señalados eso sí, y conocidos como equinoccios, cuando
el día y la noche duran exactamente lo mismo. Pero ahí no queda la cosa, es más
triste todavía, ya que el este no existe… Simplemente nosotros le hemos puesto
nombre. Y no es que el sol salga por el este, sino que el este es por donde sale
el sol.
El este
eras tú, y ahora no sé dónde mirar…
Vayamos
con la segunda pregunta, esta es de carácter más profundo, de trago de whisky y
amplia inspiración, no nos confundamos,
no quiere decir que haya bajado una musa y se haya posado delicada y
suavemente en nuestro regazo, me refiero a que hemos tomado con sobriedad y
algo de desasosiego, una buena bocanada de aire para hinchar nuestros pulmones.
Aclarado esto, iré al grano:
¿Por
qué el momento de la salida del sol es el más frío de la noche?
Yo que
soy un enamorado del sentimentalismo, de la lírica y de la vida, todo ello en
conjunto, me convierte en un gilipollas, muy a mi pesar; pienso: Quien ha
podido ser el (hijo de puta) que en uno de los momentos en el que más nos
deberíamos de calentar haga que sea cuando
más frío tenemos. Enamorado que soy yo de pensar cosas profundas, pienso que
somos nosotros mismos, que al ver salir el sol calentamos nuestro corazón con
el resto del cuerpo.
Que
iluso puedo llegar a ser, y que equivocados podemos estar todos, no es que sea
cuando más frío hace, sino simplemente es el final de ese frío que nos ha ido
dejando esa noche, que no se quiere ir, que ha ido enfriando la superficie
terrestre y nos ha robado el calor del
día.
Y un
amanecer sin ti es mucho más frío…
No se
me ocurren más preguntas, y después de que un curioso como yo, que puede llegar
a ser muy sentimental, pero que su espíritu científico haga que lo bonito se
convierta en crudo y que lo imaginario se convierta en real, alguien como yo
solo puede acabar esto de una forma profunda y llena de pasión.
Y es
que yo, soy como el sol. Todas las noches me pongo.
P.D. Buenos Días, uno que se va a dormir.
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